¿Y si no hubiera sido?

Hoy hace 60 años que dos jóvenes se conocieron, 60 años... depende desde dónde se mire es mucho o poco tiempo, lo que realmente podemos decir es que nada hubiera sido igual. Nada.

Gracias a esa declaración formal en un parque de la vieja Valencia todo empezó a rodar, como quien da cuerda a un reloj de los antiguos de tal manera que innumerables engranajes de todos los tamaños, calidades y misiones giran y giran y giran marcando un surco en el tiempo. Lo bueno de este reloj es que no sólo marca la hora local; hoy Barcelona, sino que simultáneamente también recorre el tiempo y lo modifica dejando huella como el alocado y profundo reloj de Rio de Janeiro, o ese reloj exacto de Cu-cú suizo, el elegante y señor de Milán, el campechano, tipo Swach de Pamplona con los diferentes sub-relojes de colores, formas y diseños variados bien cuidados por la madre de todos ellos, sin olvidar al reloj serio de péndulo gironí o al que vive en la calle Copérnico con el corazón en Andalucía o en Lituania. También tenemos ese reloj de la clase que tantas y tantas veces hemos mirado comparándolo con el de nuestra muñeca y preguntándonos si esas agujas girarán más lentamente que las del nuestro por mucho que ahora marque las horas en inglés...

Pues sí, ¿qué hubiera sido de todas las miles de personas que han podido mirar la hora de su día a través de esos relojes si no se hubiera puesto en marcha ese primer reloj de cuerda? impresiona ver lo que mueve una sola vida, en este caso dos, todo lo que se ha podido colorear, dar sabor, chispa, destellos diferentes desde esos diferentes lugares.

Estando en Londres y viendo el Big-Ben impresiona lo grande y majestuoso que es ese reloj pero su vida sólo ha contemplado la vida de la gente que lo observa maravillado, este otro reloj no hace tanto ruido ni tiene unas grandes campanas ni carrillones, sólo hace un suave tic-tac continuo, constante, con muy poco ruido pero nunca se para (bueno hubo una pequeña avería, sí se paró,  pero ahora no viene al caso) y es un referente para esos otros relojes que intentan iluminar la vida de otros muchos